Sombra
En un día donde el éter del universo se encontraba en
perfecto equilibrio, los pájaros cantaban en la luz del día mientras los murciélagos
dormían en la profundidad de las cuevas, Muerte salió a caminar por el universo
para cumplir sus tareas diarias, pasando por paisajes enormemente hermosos
tanto que a su inexistente corazón se alegraba profundamente al verlos soñando
alguna vez conocer a quien fue capaz de crearlos.
Era el segador,
el final, la transformación pero su existencia no encontraba sentido, era
temido por todos. Imperios enormes habían sido derrocados con un simple soplo,
no entendía la razón de ser tan poderoso, tan odiado, tan temido si el solo
hacia su trabajo aunque ni siquiera recordaba quien le había dado esa
encomienda.
Pasando por una llanura verde y floreada para recoger el alma de un pobre pajarillo quien ya había vivido sus 16 primaveras pudo observar a un ser de belleza inefable flotando delicadamente como una hoja bailando al son del viento , sus cabellos dorados destellaban una luz cegadora que alumbraba hasta la más dura oscuridad que habitaba en el corazón de Muerte , sus vestimentas brillaban con el color del arcoíris tanto que hacían un perfecto contraste entre la piel trigueña y las perfectas curvas rodeadas de nubes doradas del ocaso mas hermoso de la existencia ,¿quien podría ser esta hermosa ninfa de belleza?.
El ser pudo observar la oscuridad bajo ella y sintió demasiada alegría.
— ¡Oh, señor Muerte! ¿Qué lo trae por estos parajes?
Quedó atrapado observando la belleza de este precioso ser, con vacilación pronuncio.
— Es…como
si tuvieras el universo en tus ojos… ¿Quién eres?
— Me
llaman vida y me apena no haber tenido el honor de ser conocida por tan
elegante caballero —
Era tan preciosa
que por un momento olvido porque venía.
— Disculpa,
vengo por un colibrí que ha terminado sus 16 primaveras.
Vida sonrió
dejando mostrar una preciosa sonrisa en su rostro, extendió sus manos dejando
ver un viejo colibrí posado sobre ellas
— Por supuesto, él esperaba por ti.
Muerte extendió
sus manos y al momento de tocar al colibrí este se convirtió en una energética
alma de un pajarillo resplandeciendo el arcoíris.
— Vida ¿Podré verte alguna vez más?—
Vida dejo
escapar una tierna risa mientras tocaba la mejilla de muerte
— ¡Por
supuesto eres bienvenido cuando quieras— dijo riendo —¡
— Mi
trabajo implica viajar por parajes demasiado alejados de ti pero este pequeño colibrí
podrá ir entre tu y yo para mandar mi mensaje y que nunca estemos separados.
Vida se sonrojo
y abrazo a Muerte pues jamás había conocido a un caballero tan elegante y desde
entonces el colibrí es su mensajero de amor así vida y Muerte por más lejos que
estén una de la otra siempre sabrán como encontrarse.
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