La tormenta se avecina.



Elena Reynoso.


El viento ruge por entre mis cabellos, me calma. Las nubes de la tormenta nublan el cielo y el ocaso está luchando por quedarse un poco más. Parece que todo se prepara para la tempestad, parece que todos saben lo que vendrá.

Las copas de los árboles titilean sin cesar y el frío se apodera de mí, que sensación tan perfecta, me siento parte de la tormenta y mis pensamientos confusos se mueven al igual que las nubes, dejando a un lado la realidad de la que soy partícipe y adentrándome en un nuevo mundo en él; el ocaso vive y siente, soy acompañada en esta travesía por todas las bellezas de mi alrededor,  el viento me sacude y a la vez me murmura sus secretos,  las nubes me comprenden y provocan la lluvia solo para complacerme, las copas de los árboles me saludan agradeciendo el mirarlos, el ocaso lamenta el despedirse.

La tormenta se avecina, mientras que yo me encuentro lejos, dentro de mis ilusiones, que maravilloso sería invertir lo real y lo imaginado. Las gotas de lluvia chocan contra mi piel, todos los rencores y las ofensas se deslizan junto con las gruesas gotas de agua. Las oscuridad se cierne por completo y la luna refulgente se esconde bajo las nubes, la luz ilumina todo nuevamente, el trueno rompe el silencio, solo un instante de aquel ruido y es suficiente para que mi grito no sea escuchado por nadie, solo un instante de luz y es suficiente para poder regresar y esperar nuevamente la tormenta.


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