Leilany Lomelí
Sonrisa de asteroides
que se estrellan contra
los planetas de mi mirada, haciéndome sentir el mundo entero y
haciéndome ver que no soy nada.
Las estrellas
incontables regadas por su piel, perfectamente
encuadradas al sol en su cara
que sin permiso me roba los besos y
me da una despida sin pronunciar palabra.
Y una por todas, cada
que sus manos rozan mi cuerpo,
todos mis sentidos erosionan en un big bang de
emociones,
arrastra el fuego en mi cara y la sangre sube.
Todas sus partículas
astrofísicas moviéndose en orden
sobre mi atmósfera y sus ojos sobre los míos
crean
el eclipse más largo de la historia.
Me pierdo en sus
cráteres y olvido mi gravedad, nuestras
órbitas se unen y de ser dos pasan a
ser una.
El espectáculo secreto bajo las
capas de la galaxia
que emociona a toda la bóveda estrellada.
Y cuando todo termina
la región de orión se queda
vacía el firmamento se vuelve latente y las nebulosas
oscuras.
Los meteoros siguen
cayendo cada cual por su lado
y ambas almas que alguna vez se encontraron
esperan ver ojos nuevos en el cielo estrellado.
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